martes, 24 de agosto de 2010

2. Continuar (Parte III)

Durante el paseo siguieron charlando y llegó el turno de hablar de la vida de Elena. Ella comenzó a contarle como le iba en la facultad, por qué había elegido estudiar turismo y también le habló un poco sobre sus amigos más cercanos, hacía tiempo que él no había sabido nada de ellos. Habían hablado de muchas cosas, pero ninguno de los dos habían comentado si tenían pareja. Tampoco se habían atrevido a preguntar, aunque los dos se morían de ganas por saberlo.
Llegaron a una zona donde los árboles tenían troncos muy gruesos y estaban muy próximos al agua. Elena se separó de Tom y se apoyó en uno de esos grandes árboles. Tom la siguió y se dejó caer sobre otro tronco que estaba justo en frente de Elena. Aprovechando esos segundo de silencio, ella decidió ir directa al grano y preguntarle:

- Tom, ¿puedo hacerte una pregunta? -dijo muy segura de si misma.
- Claro. Dime.
- ¿Tienes novia?

Nada mas terminar la pregunta, ella se arrepintió de haberlo hecho de esa forma tan brusca, pero ya no podía hacer nada, solo esperar para ver que le contestaba. Deseaba con todas sus fuerzas que dijera que no…

- No.
- ¿No? -preguntó Elena un poco incrédula intentando disimular su alegría.
- Bueno, estuve con una chica, nada serio. Y hace bastante que no nos vemos.

Con estas palabras la alegría de Elena desapareció. ¿Acaso esperaba que un chico tan alto, guapo, simpático, agradable… no tuviera una chica esperándolo en su país? Aunque él había dicho que hacía mucho que no se veían y que no era nada serio. Eso significaba que no estaba con ella, que no era su novia. ¡Menudo lío se estaba haciendo!

- Entonces, eso significa que… bueno, puedes estar con quien quieras, ¿no? -ella estaba muy nerviosa y no logró disimularlo.
- Jaja. Si. Olvida lo que te he dicho antes, no tengo novia, tranquila -dijo eso con una sonrisa, dándose cuenta de lo nerviosa que estaba Elena.
- Ah, vale -ella no sabía que mas decir y dejó escapar un pequeña sonrisa.
- ¿Y tu? ¿Estás con alguien? -preguntó él con curiosidad.

Esa pregunta le pilló un poco de sorpresa. Ella quería decir que no, pero estaba con Hugo. No era nada serio, o por lo menos no lo fue en un principio, pero ya llevaban viéndose poco más de dos meses, y sus amigos les consideraban ya una pareja. Tal vez lo fueran y ella no se había dado cuenta. O tal vez sabía que eran pareja, pero no quería reconocerlo.

-¿Elena? -preguntó el un poco impaciente. Ella había estado demasiado tiempo pensando la respuesta. Pero no sirvió de nada, aún seguía sin saber que contestar.
- Umm.. No. Bueno, si.
- ¿Y eso qué significa? -dijo él un poco confundido.
- Pues que llevo viendo a un chico unas semanas, no es nada serio, pero no se…
- Oh. Entiendo -se le notaba en la voz lo desilusionado que estaba.

En realidad él no tenía motivos para desilusionarse ni enfadarse, como estaba empezando a hacer. Ella había sido completamente sincera con él, algo que él no estaba siendo con ella. La chica que mencionó antes, había sido su novia durante nueve meses y de forma bastante formal. Comenzaron a salir en agosto del año anterior, pero desde que Elena se puso en contacto con Tom en el mes de febrero, él fue distanciándose de ella, y a finales de mayo decidió dejarla. Fue entonces cuando decidió organizar ese viaje para reencontrarse con Elena y comprobar si seguían sintiendo algo el uno por el otro. Pero antes de viajar debería haberse asegurado de que ella no estaba con nadie, y así en el caso de que los dos siguieran sintiendo lo mismo pudieran estar juntos sin ningún impedimento. Había sido un despiste, un error que podría hacer mucho daño, sobre todo después de comprobar que seguía estando enamorado de ella.

martes, 17 de agosto de 2010

2. Continuar (Parte II)

La carretera por la que iban llevaba al pueblo de al lado, pero pronto se desviaron por un camino sin asfaltar. Elena había pasado por allí muchas veces, pero hacia tiempo que no lo hacía. Ella sabía perfectamente a donde llevaba, pero no estaba segura si quería ir.

Pasaron menos de diez minutos desde que se montaron en la moto, y ya habían llegado a su destino. Estaba bastante cerca. La luna brillaba con mucha intensidad e iluminaba todo el lago que se encontraba frente a ellos. Cuatro años atrás, ellos y sus amigos solían pasar mucho tiempo allí, sobre todo en verano. Acudían allí muchas tardes para bañarse en el lago de agua dulce y disfrutar del sol. También habían ido varias veces a la cabaña de los padres de Tom, en la zona opuesta a donde se encontraban ahora. Allí se habían celebrado muchos fiestas, como la fiesta de despedida que dieron para todos los amigos de la familia y a la que Elena también acudió.

Se bajaron de la moto y se quitaron los cascos, dejándolos en el suelo al lado de la rueda trasera. Tom se dirigió a Elena, le sonrió y la cogió de la mano. Sin decir nada, se acercaron a la orilla del lago y Tom se sentó en el suelo. Elena hizo lo mismo sin soltar su mano. En ese momento, Elena sintió como si los últimos cuatro años no hubieran pasado y que el chico que estaba sentado a su lado nunca se había ido. Tom comenzó a hablar y Elena volvió al presente.

- Creo que este es un buen sitio para hablar. Es tranquilo y no creo que venga mucha gente por aquí. Debemos aclarar varias cosas… ¿Qué opinas? -dijo con una voz seria.

Ella no sabía exactamente que decir. Tarde o temprano tendrían que aclarar las cosas, pero no estaba segura si quería hacerlo ahora. ¿No sería mejor disfrutar el momento?

- Creo que ha pasado mucho tiempo desde entonces. Algún día tendremos que aclararlo todo, pero no creo que debamos hacerlo ahora -dijo ella despacio, con la vista clavada en el lago.
- Bueno, como quieras -dijo mientras se acercó la mano de Elena a sus labios para darle un pequeño beso. Después soltó un silencioso suspiro.

Se produjo un silencio que ella no supo como interpretarlo, pero pronto Tom siguió hablando.

- No está mi abogado, pero creo que podré contestarte algunas preguntas que quieras hacerme -dijo mostrando un pequeña sonrisa mientras miraba a Elena. Ella también le sonrió.
- Vale, entonces dime por qué no me dijiste nada de que venias.
- No te dije nada porque no estaba totalmente seguro si podría venir. En vacaciones suelo trabajar, pero este verano he hecho una excepción y he decidido hacer un viajecito.
- Me parece una buena idea -dijo sonriéndole-. ¿Cuánto tiempo piensas estar aquí?
- Dos semanas. Tengo que volver para tocar con la banda, tenemos varios conciertos y así sacamos algo de dinero. Deberías vernos tocar algún día… te dedicaría una canción y todo, jaja.
- Muy tentador -y los dos comenzaron a reír.

Estuvieron un largo rato hablando de la familia de Tom, sobre todo de David. Elena no había perdido el contacto con él y estaba bastante informada de sus movimientos, pero aún así había cosas que no le había contado (por falta de tiempo o porque él las creyó irrelevantes) y ahora se estaba enterando gracias a Tom.

- ¿Te apetece dar un paseo? -le preguntó ella después de una larga charla.
- Vale, ¿y si nos damos un baño? -sugirió él señalando con la cabeza el lago.
- Yo no me voy a meter ahí de noche, ni hablar. Báñate tu si quieres… -dijo Elena con tono burlón.
- Podría cogerte y meterte en el agua… pero no quiero que cojas un constipado, así que mejor vamos a dar el paseo -dijo con su típico tono gracioso y pasándole el brazo derecho por los hombros a Elena. Ella lo agarró por la cintura y le sonrió.

Anduvieron los dos juntos por la orilla del lago. En un par de ocasiones, Tom bromeó con Elena empujándola como si fuera a meterla en el agua. Ninguno se había dado cuenta hasta ese momento de lo mucho que se habían echado de menos. Los dos estaban felices de la compañía del otro y sus silencios y miradas no habían perdido complicidad, a pesar del largo tiempo que habían pasado separados.

miércoles, 11 de agosto de 2010

2. Continuar (parte I)

Durante el concierto, Ana y Elena se encontraron con su grupo habitual de amigos. Todos bailaron y saltaron disfrutando del buen ambiente que había. Ellas no hablaron en ningún momento de Tom, pero Elena no se lo podía quitar de la cabeza. Cada dos por tres miraba por encima de las cabezas de los que la rodeaban para ver si él estaba por allí. En dos ocasiones tuvo suerte y pudo verlo: en la primera estaba con sus amigos bebiendo una copa y charlando sin más, y en la segunda vio como hablaba con una chica de algo que parecía bastante gracioso. ¿Quién era esa chica? Nunca la había visto por allí. ¿Se estaba puniendo celosa? ¿Cómo era posible después de tanto tiempo? ¿Cómo era posible estar celosa si ella tenía pareja? Bueno, no era exactamente una relación formal, pero si estaba con Hugo era porque le gustaba. ¿Tendría Tom pareja en su país y no se lo había contado? Entonces, ¿qué hacia con esa chica? Finalmente dio un descanso a su cabeza y decidió disfrutar de lo que quedaba del concierto. Ya tendría tiempo de pensar en todo eso más tarde. Pero le fue imposible olvidarse de él tan fácilmente, entre otras cosas porque cuando a penas pasaron diez minutos él apareció entre la multitud con dos copas en la mano.

- Hola -dijo con su blanca sonrisa y le ofreció uno de los vasos que llevaba en la mano.
- Gracias -dijo Elena aceptándolo-. ¿Qué te parece el concierto?
- Pues no esta mal. Aunque creo que está siendo demasiado largo. ¿Qué opinas tú? -dijo levantando una ceja. Esos pequeños gestos eran los que a Elena le arrancaba una sonrisa, aun cuando ella no estaba dispuesta a hacerlo.
- Pues si, un poco. Espero que los conciertos de tu grupo sean mejores, porque estás siendo muy duro con él -dijo Elena dirigiendo su vista hacia el escenario.
- Bueno, mejor me callo. Jaja. ¿Te apetece salir fuera? Ya queda poco y luego todo el mundo quiere salir a la vez, Será agobiante.
- Vale, me parece buena idea. Espera un segundo…

Elena buscó con la mirado a su grupo de amigos, en especial a Ana. Estaban un poco retirados, pero consiguió distinguir a su amiga. No le llevó mucho tiempo lograr que ella la mirase, ya que al parecer Ana llevaba bastante tiempo con la vista encima de ellos. Estaba mirando con una sonrisa pícara. Elena le dijo adiós con la mano y se dirigió de nuevo hacia Tom. Él le sonrió (cada vez que lo hacía Elena sentía un pequeño cosquilleo en su estómago) y la cogió de la mano para dirigirse a la salida (ahora el cosquilleo era aún más fuerte, y se había extendido a todas las partes de su cuerpo).
El camino hacia la salida fue complicado: empujones, pisadas, bebidas que salían de los vasos… Pero con Tom cogido de su mano fue más llevadero.

En la puerta seguía habiendo mucha gente, por lo que él decidió guiarla hasta un lugar más tranquilo. Se detuvieron en una calle cercana, donde la gente estaba más tranquila. Se dirigieron a un banco que estaba a unos pocos pasos y cuando se sentaron, Tom soltó la mano de Elena y empezó a hablar.

- Es casi media noche. ¿Tienes algo planeado con tus amigos?
- Pensábamos ir a tomar algo a un bar. Si te apetece puedes venir.
- Es el mismo plan que tienen mis amigos, jaja. ¿Te apetecería hacer algo diferente?

Los ojos de Elena se encontraron con los de él. Esos ojos verdosos la miraban con dulzura. No pudo resistirse a esa mirada y aceptó con un leve movimiento de cabeza, dejando escapar una pequeña sonrisa de su boca. Entonces Tom se puso de pie, la cogió otra vez de la mano y comenzaron a andar por la calle. Ella le preguntó varias veces que donde irían y él siempre le contestaba lo mismo “confía en mi”. Elena desistió y no volvió a preguntar nada. Llegaron a una calle donde había varios coches y motos aparcadas. Se acercaron a una de ellas, Tom se montó y la arrancó.

- Sube -le dijo él a Elena.
- ¿Sin cascos ni nada? Ni hablar…
- Venga, pero si no vamos lejos.
- No.
- Bueno -dijo apagando el motor-. Tendremos que esperar a que llegue Mike. Todos los cascos están en su coche.
- Pues entonces esperaremos.
- Está bien. Le mandare un mensaje para que se de prisa. No merece la pena llamarlo, con el ruido que hay ahí dentro…

Mientras Tom escribía el mensaje, el móvil de Elena comenzó a sonar. Era Hugo. Se había olvidado completamente de él. Menos mal que no estaba esa noche en la ciudad. Había ido a visitar a unos amigos. ¿Debería cogerlo o no? ¿Qué iba a decirle? Se alejó un poco de Tom. Improvisaría…

- ¿Diga?
- Hola, ¿dónde estás?
- Pues… he salido ahora mismo del concierto, necesitaba tomar algo de aire. ¿Y tú?
- Yo en la casa de Antonio. Vamos a salir dentro de unos minutos y he pensado en llamarte para ver que tal todo.
- Muy bien, el concierto a estada bien. Ahora iremos a tomar algo… como siempre. Oye, te tengo que dejar. Ya hablamos mañana, ¿vale? Que te diviertas -era la forma rápida de acabar una conversación.
- Lo mismo te digo. Un beso.

Y los dos colgaron. Tom tenía el móvil en la mano y la miraba apoyado en la moto. Ella se preguntaba si debería mencionar a Hugo o no. Finalmente, decidió no hablar de él. Se acercó a Tom sonriendo. Estaba un poco nerviosa. Pero él se lo puso fácil. No hizo ninguna pregunta sobre la llamada y comenzó a hablar de forma despreocupada. Eso era una de las muchas cosas que le gustaba de él.

- Al final no vamos a poder aprovechar el tiempo, solo porque no quieres despeinarte… -dijo en su particular tono burlón.
- No es por eso. Imagina que nos pare la policía, o peor… que tengamos un accidente.
- Vale, me has convencido -dijo puniendo los ojos en blanco-. Mike me ha llamado, dice que ya vienen.
- Perfecto. Así no perderemos tanto tiempo -dijo mirando desafiante a Tom, al mismo tiempo que se apoyaba en otra moto que estaba al lado de él.
- Da gracias a que soy el mejor. No se que harías esta noche sin mi… jaja.
- ¿Perdona? Te has vuelto un creído, que lo sepas -dijo ella un poco seria, pero no pudo guardar la risa. Los dos empezaron reír como niños. Después, Elena se lanzó a preguntar algo que le había estado rondando la cabeza toda la noche-. Dime, ¿por qué no me dijiste que vendrías? Estuvimos hablando hace poco…
- No pienso contestar a ninguna pregunta sin la presencia de mi abogado -y otra vez empezaron a reír.

A partir de ese momento no hablaron de nada serio y se reían por cualquier tontería. Mike no tardó mucho en llegar, abrió su coche y le dio a Tom dos cascos: uno era el suyo, y el otro de Peter. Por lo que pudo entender (todos ellos hablaban en inglés), Peter se iría en el coche con Mike y le dejaría su moto a Tom. Varios chicos, a muchos de ellos no los había visto en el concierto, comenzaron a irse en sus motos. Elena se puso el casco que le dio Tom y se montó con él en la moto. Los dos se despidieron con la mano de los chicos que quedaban allí, y se fueron.
Tom conducía mejor ahora que cuatro años atrás. Elena recordaba como Tom la llevó en varias ocasiones a su casa, con la moto que le habían regalado sus padres por su dieciséis cumpleaños. La antigua moto no alcanzaba una velocidad muy alta, pero en la que iban ahora sí. Desde entonces habían cambiado muchas cosas, demasiadas.

miércoles, 4 de agosto de 2010

1. Regresar (Parte III)

- Tom White -respondió una voz grave con un marcado acento inglés. Elena recordaba la voz de Tom, pero en estos años le había cambiado bastante.
- Hola… ¿Tom? -se sintió realmente estúpida haciendo esta pregunta. ¡Pero si lo primero que había dicho era su nombre!
- Si, ¿quién es? -preguntó él un poco confundido. Tampoco había reconocido la voz de Elena.
- Esto… soy Elena -se quedó en blanco sin saber que más decir.

Durante unos segundos se produjo un silencio muy incómodo, pero Tom se decidió a hablar.

- Hola Elena… ¿cómo estas? No te había reconocido… -parecía algo nervioso.
- Muy bien… Hace mucho tiempo que no hablamos… Pensé que sería buena idea hablar de nuevo. David me ha contado algunas cosillas, pero me apetecía hablar contigo -ella no sabía para qué había dicho esto último.
- Si, la verdad es que hace mucho tiempo. Yo también había pensado en llamarte, pero no sabía si… bueno… si querrías hablar conmigo.

En ese momento Tom se había puesto completamente rojo y a Elena se le escapaba una pequeña sonrisa. Volvió a aparecer unos segundos de silencio, pero esta vez no era incómodo, al contrario, ambos agradecieron que se produjera para poder pensar que decir. Elena no quería hablar del pasado y decidió preguntarle cosas de su vida actual.

- No pasa nada. ¿Sigues estudiando o estas trabajando?
- Sigo estudiando, voy a la facultad de económicas. Pero ahora en navidad trabajo en un pequeño pub. Así consigo algo de dinero. ¿Y tú? ¿Qué estas haciendo?
- ¡Qué bien! Pues yo estoy haciendo mi segundo año en la universidad.
- Muy bien. Cambié mi dirección de e-mail, si quieres puedo darte la nueva y así poder hablar más a menudo, las llamadas internacionales cuestan una pasta -dijo Tom con su tono burlón de siempre.
- Me parece bien idea, yo sigo con la misma.
- Entonces no te preocupes, yo te escribiré un correo cuando tenga algo de tiempo. Ahora tengo algunas cosas que hacer, lo siento. Me ha gustado hablar contigo -se le notaba en la voz que no quería abandonar esa conversación.
- Amm… vale… entonces ya hablaremos otro día -Elena se quedó un poco confundida por esa forma tan rápida de acabar la conversación después de haber estado tres años sin hablar el uno con el otro.
- Adiós.
- Adiós -y ambos colgaron.

Elena se dirigió al sofá y llamó por teléfono a su amiga Ana la conversación que había tenido con Tom. Estaba realmente contenta. Ana se quedó un poco sorprendida al saberlo. Siempre había sido ella la chica lanzada, mientras que Elena en muy pocas ocasiones había dado un paso tan atrevido como el que había dado hacía a penas cinco minutos.

Tom, nada más dejar el teléfono en su sitio, se dirigió a su ordenador para entrar en su cuenta de correo y agregar a Elena. Nunca había olvidado su dirección de correo. Cuando terminó apagó el ordenador, cogió el móvil y sus llaves y salió de casa. En la puerta lo esperaba una joven chica rubia, la cual lo recibió con un beso en los labios.

Después de esta conversación siguieron en contacto. Hablaban de sus proyectos de futuro, de sus estudios, del grupo en el que tocaba él… pero nunca hablaban del pasado. Tampoco Tom había mencionado en ninguna de estas conversaciones el viaje que tenía planeado hacer ese verano a la ciudad de Elena. Él quería esperar por si no resultaba todo como estaba previsto. No quería que Elena se llevase otra desilusión y que fuese otra vez por su culpa.
Pero al final todo resultó como estaba previsto. Tom estaba en la ciudad de Elena, en la ciudad en la que él había estado viviendo durante ocho años y que abandonó casi cuatro años atrás. Ahora estaba aquí y tenía dos semanas para amarrar algunos cabos sueltos que dejó con su marcha. Y lo más importante… ya se había encontrado con Elena.