sábado, 31 de diciembre de 2011

(Paréntesis)

Más de un año sin escribir nada de esta historia.. demasiado tiempo para algunos, un suspiro para otros. Para mi, una vida. Una vida que ha cambiado radicalmente, una vida llena de SUEÑOS que espero alcanzarlos poco a poco, y que ya he comenzado mi camino para conseguirlos. Cosas inesperadas, personas que siempre han estado ahí en un segundo plano y que han saltado a ser protagonistas de la historia de mi vida de un momento a otro, y me alegro muchísimo por ello. Pero también encuentro sueños que no avanzan, sueños que no quieren hacerse realidad.. o que yo misma, muy en el fondo e inconscientemente, no quiero que avancen.
Finales, tristes o alegres finales.. Cuando ese algo es maravilloso resulta muy difícil la idea de que acabe, de que ya no volverá más. Tristeza, es lo que se siente al conocer el final de una historia bonita, pero al mismo tiempo alegría... por el simple hecho de haber sido partícipe de algo tan bello.
Espero que el final de este capítulo de mi vida coincida con el final de mi historia, con el final del libro de mi vida, así tendré la alegría de haber formado parte de esta historia tan bonita, y evitaré la tristeza de haber visto su final...
Luchar, aunque a veces parezca que ese capítulo será el último de tu historia. A todo se le puede dar un giro de 360 grados... Solo hay que querer hacerlo y encontrar las fuerzas para ello, fuerza que todo el mundo encuentra cuando realmente quiere.

Dentro de pocas horas comenzará un año nuevo. Para algunos una nueva historia, para otros, otro capítulo más... Sea como sea, os deseo lo mejor.
Feliz Año 2012...

viernes, 10 de diciembre de 2010

Volver a empezar (Parte III)

Se fue a buscar el bolso mientras que pensaba en que decirle a Hugo. Se le pasaba muchas cosas por la cabeza, pero no encontraba las palabras adecuadas para no acabar totalmente peleados. Bueno, lo llamaría y a ver que rumbo tomaba la conversación… improvisaría.
Mientras marcaba el número de Hugo en su móvil ella sentía un nudo en el estómago, ese nudo que se siente cuando te sientes culpable de algo, pero ¿era ella realmente culpable? No tuvo tiempo de decidir si lo era o no…

- Elena, ¿por qué no me cogías ayer el teléfono? ¡Te estuve llamando toda la noche!- estaba bastante enfadado.
- Buenos días a ti también Hugo- dijo ella intentando ganar algo de tiempo para que ese nudo de su estomago desapareciera, pero no lo consiguió.
- No me vengas con tonterías, ¿con quién estuviste anoche que estabas tan ocupada?
- Con Tom- dijo tan natural, que hasta ella misma se sorprendió.
- Ah, claro… Tom, ¿y se puede saber donde os metisteis que no podías contestar al teléfono?- ahora Hugo en lugar de enfadado parecía dolido, muy dolido.

Elena se dio cuenta del dolor que sentía Hugo, y el nudo de su estómago se hizo más intenso… Ella era la culpable de todo. Decidió ser sincera, se lo debía. Nunca antes en el mes y medio que llevaban saliendo habían discutido. Se habían sentido bien el uno con el otro, y ninguno de los dos había pensado nunca que eso acabaría de esa forma. Había sido una relación muy bonita… y los dos estaban completamente seguros de que habría durado si Tom no hubiera aparecido.

- Hugo, sabes todo lo que sufrí por él. También sabes todo lo que lo quise, y anoche… bueno, me di cuenta de que lo sigo queriendo… Me duele mucho decírtelo de esta forma, pero creo que debo de ser sincera contigo. Perdóname…
- Vale, creo que no tenemos nada mas de que hablar- y colgó.

Ella se sentía realmente mal, no sabía que podía causarle tanto dolor a una persona. Hugo no se lo merecía. Era bastante celoso en ocasiones y muy pesado cuando se lo proponía, pero siempre había sido un buen amigo ante todo, y ahora ella lo había traicionado de esta forma. Sentía ganas de llorar, de llamarlo de nuevo para contarle lo mal que se sentía, pero eso sería ser muy egoísta por su parte, seguro que él también lo estaba pasando muy mal sin comerlo ni beberlo. El único alivio que le quedaba era que había sido sincera, y puede que con el tiempo Hugo valorase esa sinceridad y volvieran a ser amigos…

Fue al baño para lavarse la cara para que esas ganas de llorar desaparecieran, pero el agua no hace milagros. Se miró al espero y se le notaba en los ojos que lo había pasado muy mal. En ese momento sonó el timbre, debía de ser Tom. Se secó la cara y se dirigió a la puerta. Cuando abrió se encontró con esa persona de la que ella estaba totalmente enamorada, esa persona que no había olvidado en más de tres años, esa persona culpable de que estuviera triste y feliz en ese momento. Ella intentó poner una sonrisa en su cara, pero era demasiado falsa.

- ¿Te pasa algo?- dijo preocupado.
- No, no te preocupes…
- ¿Cómo no voy a preocuparme?- dijo entrando en la casa para abrazarla-. Se que te pasa algo, cuando me lo cuentes te sentirás mejor, créeme.

Cuando Tom la abrazó se sintió segura, como si el dolor que sentía minutos antes hubiera desaparecido.

- He estado hablando con Hugo, y hemos terminado- dijo ella rodeada por los fuertes brazos de Tom.
- Lo siento… Yo tengo toda la culpa. Si quieres puedo hablar con él para…
- No, no- dijo separándose de él para mirarlo a la cara-. Es mejor dejarlo así, ahora no quiero pensar en eso… Ya hablare más tranquilamente con él, creo que podremos volver a ser amigos- dijo mientras intentaba sacar una sonrisa.
- ¿Tú quieres volver con él?- dijo él con miedo a que la respuesta fuera un sí.
- ¿Crees que si de verdad quisiera estar con él estaría aquí contigo?- dijo Elena con una mirada que rebelaba la respuesta. Y en ese momento, Tom se acercó a ella y la besó dulcemente.
- Vamos, quiero pasar cada minuto que me queda aquí contigo- dijo mientras salían de la casa comino a la moto que estaba aparcada justo en frente.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Volver a empezar (Parte II)

Diez y media de la mañana. Elena estaba en la cocina preparándose unas tostadas y sirviéndose un zumo. Si su madre la hubiera visto, creería que estaba enferma. Elena nunca se levantaba tan temprano los sábados, y menos si la noche anterior había salido de fiesta. Desayunó tranquilamente en la mesa de la cocina y después se dirigió al salón. En la mesa había una nota escrita por su madre: “Elena, tu padre y yo vamos a almorzar fuera después del trabajo. Alejandro está en casa de Toni, llámalo luego. Hay comida para los dos en el frigorífico. Nos vemos a la tarde.”

Al leer la nota, Elena se dirigió a su habitación para coger su móvil. No se acordaba de que lo había apagado. Lo encendió e inmediatamente recibió tres mensajes. El primero era de Ana. Le decía que la llamara cuando pudiera, que era urgente. La llamaría luego, ahora mismo estaría durmiendo, como si no la conociera. El segundo mensaje era de Hugo, llamadas perdidas. Seis llamadas perdidas. Eso sin contar las veces que la había llamado antes de apagar el móvil… Y el tercero también era de Hugo: “Tengo que hablar contigo”. Como si ella no lo hubiera notado después de todas las llamadas perdidas que tenía de él.

Elena marcó el número de Alejandro y espero a que contestara. Nada. Volvió a intentarlo por segunda vez y alguien, con voz dormida contestó:

- ¿Si?
- Alex, mamá y papá van a comer fuera, me han dejado una nota. ¿Vienes a comer a casa?
- Elena… no lo se. Estaba durmiendo…
- Siento haberte molestado dormilón. Solo quería sabes si vendrías a casa.
- No lo se. Estoy en casa de Toni. Puede que me quede a comer aquí. Luego te mando un mensaje.
- Vale. ¡Qué no se te olvide!
- No… Adiós.
- Chao.

Alex era el hermano pequeño de Elena. Siempre se habían llevado muy bien y confiaban el uno en el otro, aunque en lo que llevaban de verano habían coincidido más veces en fiesta que en su propia casa. Él tenía dieciocho años y en el próximo mes de octubre entraría en la universidad para estudiar derecho. Salía con una chica de su instituto, pero a Elena no le gustaba nada. Se lo había dicho muchas veces a su hermano, pero él se limitaba a decir que no era nada serio. Así llevaba ya siete meses…

Elena se metió en la ducha con el agua muy fría. Aunque era temprano, hacia un calor asfixiante. Cuando terminó volvió a coger su móvil y leyó el mensaje que Tom le había mandado la noche anterior. Soltó un suspiro y lo llamó. No le dio tiempo a pensar en que decir cuando él contestó:

- Hola.
- Hola Tom -dijo ella algo nerviosa.
- No te he llamado porque creía que estarías durmiendo. ¿Qué tal todo?
- Ah, no… hoy me levanté temprano porque tenía cosas que hacer -mintió -. ¿Qué tienes pensado hacer esta tarde? Pensé que podríamos quedar para ir a algún sitio, ¿qué te parece?
- Estaría encantado. ¿A qué hora quedamos entonces?
- Pues no se, cuando tú quieras.
- ¿Te parece bien ya?
- ¿Tan pronto? -ella se quedó un poco confusa.
- ¿Tienes algo que hacer?
- Bueno, no… En realidad pensaba ir a hablar con un amigo, pero no pasa nada.
- Tardaré una media hora en llegar a buscarte, puedes llamar a tu amigo mientras, ¿no?
- Si, bueno, no te preocupes… -Elena no creía que la conversación que debía tener con Hugo durara menos de media hora.
- Pues entonces te veo en media hora. Un beso.

Y antes de que ella pudiera decir nada, colgó.

jueves, 28 de octubre de 2010

Parentesis...

Tiempo… pequeñísima palabra, pero enormemente influyente en tu vida. Ese tiempo es el que te cambia, pero te das cuenta de ese cambio cuando el tiempo ya ha pasado. Ese tiempo te cura, pero no lo cura todo. Ese tiempo te hace olvidar, pero en cambio recuerdas otras cosas que desearías haber olvidado. Ese tiempo que crees que siempre habrá un día desaparecerá, y desearías volver en el tiempo para recuperar ese tiempo perdido. El tiempo es rápido, pero si te lo propones, puedes llegar a tiempo…


Y precisamente ese TIEMPO es el que no he tenido para seguir escribiendo. Intentaré próximamente publicar algo e intentare que sea bastante y bueno, para compensar y eso... jajaja.
Saludos :)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

3. Volver a empezar (Parte I)

Siguieron paseando. La luna se reflejaba en el agua del lago, ahí se apreciaba una belleza especial. Elena sentía unas ganas locas de abrazar al chico que estaba caminando a su lado, decirle que lo quería y que no le importaba nada más, pero no era capaz de hacerlo sin saber que sentía por ella. Ese chico deseaba hacer lo mismo, deseaba abrazarla, besarla y recuperar todo el tiempo que habían perdido, pero no lo hacía porque ella estaba con otro chico y no quería ponerla en una situación comprometida.

El silencio fue roto por el sonido del móvil de Elena. Pudo ver en la pantalla el nombre de Ana y respondió rápidamente.

- ¿Si?
- Elena, espero no interrumpir nada…
- No te preocupes, dime -respondió ella un poco confundida.
- He visto a Hugo y me ha preguntado por ti. No se si he hecho bien o no, no sabía que decir… -parecía bastante nerviosa-.
- Espera, espera… ¿A Hugo? Pero si había ido a ver a unos amigos, ¿qué hacía ahí?
- Por lo que he entendido no había demasiado ambiente y decidieron venir.
- Buff… Bueno, ¿y tú que le has dicho?
- Pues que habías ido a tomar algo con un amigo que no veías desde hacía bastante tiempo -lo dijo todo de golpe, sin parar en ningún momento para respirar.
- Umm… Es cierto. ¿Qué problema hay?
- Pues que después de escuchar eso se a puesto un poco nervioso y se ha ido bastante enfadado. Solo te llamaba para avisarte. Si he metido la pata, lo siento…
- No te preocupes Ana, le has dicho la verdad, si se pone así es su problema. Gracias por llamarme.
- Ya hablamos mañana. Un beso.
- Adiós.

Cuando Elena colgó miró a Tom. Lo había estado escuchando todo y no sabía a que se debía esa media sonrisa que tenía en su boca. Antes de que ella pudiera decir algo, él preguntó si había algún problema.

- No, no pasa nada.
- ¿Seguro? ¿Ese tal Hugo es tu novio?
- Supongo que no puedo culparte de haber escuchado la conversación… -ya sabía a que venía esa sonrisa.
- No. Pero dime, ¿que pasa con tu novio? -Tom estaba puniendo demasiado interés. Ella no sabía si eso era bueno o malo.
- Si, lo es. Pero posiblemente deje de serlo si le digo que he estado aquí contigo.
- Entonces, ¿qué le vas a decir? -preguntó lentamente, con el mismo ritmo que sus pasos se iban acercando a ella.
- Soy una chica sincera -dijo con la voz más baja que entes. Ahora estaban muy cercas el uno del otro, cara a cara.
- No quiero ser el culpable de vuestra ruptura -dijo Tom con una voz pícara, cada vez más cerca su rostro del de Elena y sin dejar su maravillosa sonrisa.
- Tranquilo, podrás superarlo -dijo ella imitando su tono burlón.

Después de estas palabras, los dos estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro. Tom seguía acercándose poco a poco, y ella no estaba dispuesta a retroceder. Cuando estaban a penas unos centímetros de distancia, Elena levantó su mano derecha y acarició la mejilla de Tom. La sonrisa de él desapareció para dar paso a una expresión que mostraba un gran deseo de besarla. Ella se dio cuenta y bajó la mano hasta la boca de Tom, con una lenta caricia. Con la yema de sus dedos acarició sus carnosos labios. Él agarró los dedos de Elena suavemente con sus dos manos y los besó con mucho cuidado. En ese momento sus miradas se cruzaron y Tom se acercó para besarla. Pero ella, con un suave y rápido gesto, puso su mano libre sobre los labios de Tom, sobre esos labios que esa noche no besaría.

Cualquier otro chico frente a esa situación podría sentirse rechazado, enfadado o confundido, pero él se sintió aliviado. Ahora sabía que ella estaba enamorada de él. ¿Por qué no le había dejado que la besara? Posiblemente fuera por Hugo… Él se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Ella sonrió, se separó un poco de Tom y lo cogió de la mano. Estaba realmente nerviosa, pero segura de lo que estaba haciendo. “¿Me llevas a casa?” Le preguntó mientras se dirigían los dos juntos hacia la moto. Él aceptó con un leve movimiento de cabeza. Era ya bastante tarde.

Durante el camino no dijeron nada. Llegaron a la calle de Elena y Tom paró la moto en el mismo sitio donde años atrás solía hacerlo. Ella se bajó y le devolvió el casco de Peter.

- Gracias por todo -dijo ella, ahora bastante tranquila-. ¿Nos vemos mañana?
- Claro. Yo te llamo, ¿OK?
- Vale. Hasta mañana entonces -y se volvió en dirección a su casa-.
- Espera Elena.

Ella se giró hacia él y pudo ver como se bajaba de la moto ya apagada, se quitaba el casco y se dirigía hacia ella mientras se tocaba el pelo, intentando arreglar el destrozo que el casco había hecho. !Qué guapo era! Pero, ¿qué quería? Iba a preguntárselo, pero cuando lo vio tan cerca de ella, las palabras no le salieron. Él llevaba el casco en la mano izquierda y con la derecha rodeó la cintura de Elena. Se acercó a ella y le dio un intenso beso, corto pero intenso. Tom se separó de ella y dejó ver una gran sonrisa de satisfacción. Sin decir nada se colocó de nuevo el casco, se montó en la moto y se fue, despidiéndose con un gesto de su mano. Elena no se lo podría creer. No conocía esa faceta impulsiva de Tom, pero le encantaba.

Comenzó a andar hacia su casa, pensando todo el tiempo en Tom y en su beso. Mientras buscaba las llaves, su móvil comenzó a sonar, miró la pantalla y vio que era Hugo. Como si fuera un acto reflejo pulsó el botón rojo. No quería estropear ese momento tan feliz discutiendo con Hugo. Cuando llegó a su habitación y se disponía a meterse en la cama volvió a sonar el móvil, pero esta vez era un mensaje. Debería apagarlo si quería dormir, Hugo podía llegar a ser muy pesado. Cuando abrió el mensaje, una gran sonrisa iluminó su cara. Esta vez no era Hugo, sino Tom el que había hecho sonar su teléfono con un sms muy corto: “I love U”.

martes, 24 de agosto de 2010

2. Continuar (Parte III)

Durante el paseo siguieron charlando y llegó el turno de hablar de la vida de Elena. Ella comenzó a contarle como le iba en la facultad, por qué había elegido estudiar turismo y también le habló un poco sobre sus amigos más cercanos, hacía tiempo que él no había sabido nada de ellos. Habían hablado de muchas cosas, pero ninguno de los dos habían comentado si tenían pareja. Tampoco se habían atrevido a preguntar, aunque los dos se morían de ganas por saberlo.
Llegaron a una zona donde los árboles tenían troncos muy gruesos y estaban muy próximos al agua. Elena se separó de Tom y se apoyó en uno de esos grandes árboles. Tom la siguió y se dejó caer sobre otro tronco que estaba justo en frente de Elena. Aprovechando esos segundo de silencio, ella decidió ir directa al grano y preguntarle:

- Tom, ¿puedo hacerte una pregunta? -dijo muy segura de si misma.
- Claro. Dime.
- ¿Tienes novia?

Nada mas terminar la pregunta, ella se arrepintió de haberlo hecho de esa forma tan brusca, pero ya no podía hacer nada, solo esperar para ver que le contestaba. Deseaba con todas sus fuerzas que dijera que no…

- No.
- ¿No? -preguntó Elena un poco incrédula intentando disimular su alegría.
- Bueno, estuve con una chica, nada serio. Y hace bastante que no nos vemos.

Con estas palabras la alegría de Elena desapareció. ¿Acaso esperaba que un chico tan alto, guapo, simpático, agradable… no tuviera una chica esperándolo en su país? Aunque él había dicho que hacía mucho que no se veían y que no era nada serio. Eso significaba que no estaba con ella, que no era su novia. ¡Menudo lío se estaba haciendo!

- Entonces, eso significa que… bueno, puedes estar con quien quieras, ¿no? -ella estaba muy nerviosa y no logró disimularlo.
- Jaja. Si. Olvida lo que te he dicho antes, no tengo novia, tranquila -dijo eso con una sonrisa, dándose cuenta de lo nerviosa que estaba Elena.
- Ah, vale -ella no sabía que mas decir y dejó escapar un pequeña sonrisa.
- ¿Y tu? ¿Estás con alguien? -preguntó él con curiosidad.

Esa pregunta le pilló un poco de sorpresa. Ella quería decir que no, pero estaba con Hugo. No era nada serio, o por lo menos no lo fue en un principio, pero ya llevaban viéndose poco más de dos meses, y sus amigos les consideraban ya una pareja. Tal vez lo fueran y ella no se había dado cuenta. O tal vez sabía que eran pareja, pero no quería reconocerlo.

-¿Elena? -preguntó el un poco impaciente. Ella había estado demasiado tiempo pensando la respuesta. Pero no sirvió de nada, aún seguía sin saber que contestar.
- Umm.. No. Bueno, si.
- ¿Y eso qué significa? -dijo él un poco confundido.
- Pues que llevo viendo a un chico unas semanas, no es nada serio, pero no se…
- Oh. Entiendo -se le notaba en la voz lo desilusionado que estaba.

En realidad él no tenía motivos para desilusionarse ni enfadarse, como estaba empezando a hacer. Ella había sido completamente sincera con él, algo que él no estaba siendo con ella. La chica que mencionó antes, había sido su novia durante nueve meses y de forma bastante formal. Comenzaron a salir en agosto del año anterior, pero desde que Elena se puso en contacto con Tom en el mes de febrero, él fue distanciándose de ella, y a finales de mayo decidió dejarla. Fue entonces cuando decidió organizar ese viaje para reencontrarse con Elena y comprobar si seguían sintiendo algo el uno por el otro. Pero antes de viajar debería haberse asegurado de que ella no estaba con nadie, y así en el caso de que los dos siguieran sintiendo lo mismo pudieran estar juntos sin ningún impedimento. Había sido un despiste, un error que podría hacer mucho daño, sobre todo después de comprobar que seguía estando enamorado de ella.

martes, 17 de agosto de 2010

2. Continuar (Parte II)

La carretera por la que iban llevaba al pueblo de al lado, pero pronto se desviaron por un camino sin asfaltar. Elena había pasado por allí muchas veces, pero hacia tiempo que no lo hacía. Ella sabía perfectamente a donde llevaba, pero no estaba segura si quería ir.

Pasaron menos de diez minutos desde que se montaron en la moto, y ya habían llegado a su destino. Estaba bastante cerca. La luna brillaba con mucha intensidad e iluminaba todo el lago que se encontraba frente a ellos. Cuatro años atrás, ellos y sus amigos solían pasar mucho tiempo allí, sobre todo en verano. Acudían allí muchas tardes para bañarse en el lago de agua dulce y disfrutar del sol. También habían ido varias veces a la cabaña de los padres de Tom, en la zona opuesta a donde se encontraban ahora. Allí se habían celebrado muchos fiestas, como la fiesta de despedida que dieron para todos los amigos de la familia y a la que Elena también acudió.

Se bajaron de la moto y se quitaron los cascos, dejándolos en el suelo al lado de la rueda trasera. Tom se dirigió a Elena, le sonrió y la cogió de la mano. Sin decir nada, se acercaron a la orilla del lago y Tom se sentó en el suelo. Elena hizo lo mismo sin soltar su mano. En ese momento, Elena sintió como si los últimos cuatro años no hubieran pasado y que el chico que estaba sentado a su lado nunca se había ido. Tom comenzó a hablar y Elena volvió al presente.

- Creo que este es un buen sitio para hablar. Es tranquilo y no creo que venga mucha gente por aquí. Debemos aclarar varias cosas… ¿Qué opinas? -dijo con una voz seria.

Ella no sabía exactamente que decir. Tarde o temprano tendrían que aclarar las cosas, pero no estaba segura si quería hacerlo ahora. ¿No sería mejor disfrutar el momento?

- Creo que ha pasado mucho tiempo desde entonces. Algún día tendremos que aclararlo todo, pero no creo que debamos hacerlo ahora -dijo ella despacio, con la vista clavada en el lago.
- Bueno, como quieras -dijo mientras se acercó la mano de Elena a sus labios para darle un pequeño beso. Después soltó un silencioso suspiro.

Se produjo un silencio que ella no supo como interpretarlo, pero pronto Tom siguió hablando.

- No está mi abogado, pero creo que podré contestarte algunas preguntas que quieras hacerme -dijo mostrando un pequeña sonrisa mientras miraba a Elena. Ella también le sonrió.
- Vale, entonces dime por qué no me dijiste nada de que venias.
- No te dije nada porque no estaba totalmente seguro si podría venir. En vacaciones suelo trabajar, pero este verano he hecho una excepción y he decidido hacer un viajecito.
- Me parece una buena idea -dijo sonriéndole-. ¿Cuánto tiempo piensas estar aquí?
- Dos semanas. Tengo que volver para tocar con la banda, tenemos varios conciertos y así sacamos algo de dinero. Deberías vernos tocar algún día… te dedicaría una canción y todo, jaja.
- Muy tentador -y los dos comenzaron a reír.

Estuvieron un largo rato hablando de la familia de Tom, sobre todo de David. Elena no había perdido el contacto con él y estaba bastante informada de sus movimientos, pero aún así había cosas que no le había contado (por falta de tiempo o porque él las creyó irrelevantes) y ahora se estaba enterando gracias a Tom.

- ¿Te apetece dar un paseo? -le preguntó ella después de una larga charla.
- Vale, ¿y si nos damos un baño? -sugirió él señalando con la cabeza el lago.
- Yo no me voy a meter ahí de noche, ni hablar. Báñate tu si quieres… -dijo Elena con tono burlón.
- Podría cogerte y meterte en el agua… pero no quiero que cojas un constipado, así que mejor vamos a dar el paseo -dijo con su típico tono gracioso y pasándole el brazo derecho por los hombros a Elena. Ella lo agarró por la cintura y le sonrió.

Anduvieron los dos juntos por la orilla del lago. En un par de ocasiones, Tom bromeó con Elena empujándola como si fuera a meterla en el agua. Ninguno se había dado cuenta hasta ese momento de lo mucho que se habían echado de menos. Los dos estaban felices de la compañía del otro y sus silencios y miradas no habían perdido complicidad, a pesar del largo tiempo que habían pasado separados.