Siguieron paseando. La luna se reflejaba en el agua del lago, ahí se apreciaba una belleza especial. Elena sentía unas ganas locas de abrazar al chico que estaba caminando a su lado, decirle que lo quería y que no le importaba nada más, pero no era capaz de hacerlo sin saber que sentía por ella. Ese chico deseaba hacer lo mismo, deseaba abrazarla, besarla y recuperar todo el tiempo que habían perdido, pero no lo hacía porque ella estaba con otro chico y no quería ponerla en una situación comprometida.
El silencio fue roto por el sonido del móvil de Elena. Pudo ver en la pantalla el nombre de Ana y respondió rápidamente.
- ¿Si?
- Elena, espero no interrumpir nada…
- No te preocupes, dime -respondió ella un poco confundida.
- He visto a Hugo y me ha preguntado por ti. No se si he hecho bien o no, no sabía que decir… -parecía bastante nerviosa-.
- Espera, espera… ¿A Hugo? Pero si había ido a ver a unos amigos, ¿qué hacía ahí?
- Por lo que he entendido no había demasiado ambiente y decidieron venir.
- Buff… Bueno, ¿y tú que le has dicho?
- Pues que habías ido a tomar algo con un amigo que no veías desde hacía bastante tiempo -lo dijo todo de golpe, sin parar en ningún momento para respirar.
- Umm… Es cierto. ¿Qué problema hay?
- Pues que después de escuchar eso se a puesto un poco nervioso y se ha ido bastante enfadado. Solo te llamaba para avisarte. Si he metido la pata, lo siento…
- No te preocupes Ana, le has dicho la verdad, si se pone así es su problema. Gracias por llamarme.
- Ya hablamos mañana. Un beso.
- Adiós.
Cuando Elena colgó miró a Tom. Lo había estado escuchando todo y no sabía a que se debía esa media sonrisa que tenía en su boca. Antes de que ella pudiera decir algo, él preguntó si había algún problema.
- No, no pasa nada.
- ¿Seguro? ¿Ese tal Hugo es tu novio?
- Supongo que no puedo culparte de haber escuchado la conversación… -ya sabía a que venía esa sonrisa.
- No. Pero dime, ¿que pasa con tu novio? -Tom estaba puniendo demasiado interés. Ella no sabía si eso era bueno o malo.
- Si, lo es. Pero posiblemente deje de serlo si le digo que he estado aquí contigo.
- Entonces, ¿qué le vas a decir? -preguntó lentamente, con el mismo ritmo que sus pasos se iban acercando a ella.
- Soy una chica sincera -dijo con la voz más baja que entes. Ahora estaban muy cercas el uno del otro, cara a cara.
- No quiero ser el culpable de vuestra ruptura -dijo Tom con una voz pícara, cada vez más cerca su rostro del de Elena y sin dejar su maravillosa sonrisa.
- Tranquilo, podrás superarlo -dijo ella imitando su tono burlón.
Después de estas palabras, los dos estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro. Tom seguía acercándose poco a poco, y ella no estaba dispuesta a retroceder. Cuando estaban a penas unos centímetros de distancia, Elena levantó su mano derecha y acarició la mejilla de Tom. La sonrisa de él desapareció para dar paso a una expresión que mostraba un gran deseo de besarla. Ella se dio cuenta y bajó la mano hasta la boca de Tom, con una lenta caricia. Con la yema de sus dedos acarició sus carnosos labios. Él agarró los dedos de Elena suavemente con sus dos manos y los besó con mucho cuidado. En ese momento sus miradas se cruzaron y Tom se acercó para besarla. Pero ella, con un suave y rápido gesto, puso su mano libre sobre los labios de Tom, sobre esos labios que esa noche no besaría.
Cualquier otro chico frente a esa situación podría sentirse rechazado, enfadado o confundido, pero él se sintió aliviado. Ahora sabía que ella estaba enamorada de él. ¿Por qué no le había dejado que la besara? Posiblemente fuera por Hugo… Él se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Ella sonrió, se separó un poco de Tom y lo cogió de la mano. Estaba realmente nerviosa, pero segura de lo que estaba haciendo. “¿Me llevas a casa?” Le preguntó mientras se dirigían los dos juntos hacia la moto. Él aceptó con un leve movimiento de cabeza. Era ya bastante tarde.
Durante el camino no dijeron nada. Llegaron a la calle de Elena y Tom paró la moto en el mismo sitio donde años atrás solía hacerlo. Ella se bajó y le devolvió el casco de Peter.
- Gracias por todo -dijo ella, ahora bastante tranquila-. ¿Nos vemos mañana?
- Claro. Yo te llamo, ¿OK?
- Vale. Hasta mañana entonces -y se volvió en dirección a su casa-.
- Espera Elena.
Ella se giró hacia él y pudo ver como se bajaba de la moto ya apagada, se quitaba el casco y se dirigía hacia ella mientras se tocaba el pelo, intentando arreglar el destrozo que el casco había hecho. !Qué guapo era! Pero, ¿qué quería? Iba a preguntárselo, pero cuando lo vio tan cerca de ella, las palabras no le salieron. Él llevaba el casco en la mano izquierda y con la derecha rodeó la cintura de Elena. Se acercó a ella y le dio un intenso beso, corto pero intenso. Tom se separó de ella y dejó ver una gran sonrisa de satisfacción. Sin decir nada se colocó de nuevo el casco, se montó en la moto y se fue, despidiéndose con un gesto de su mano. Elena no se lo podría creer. No conocía esa faceta impulsiva de Tom, pero le encantaba.
Comenzó a andar hacia su casa, pensando todo el tiempo en Tom y en su beso. Mientras buscaba las llaves, su móvil comenzó a sonar, miró la pantalla y vio que era Hugo. Como si fuera un acto reflejo pulsó el botón rojo. No quería estropear ese momento tan feliz discutiendo con Hugo. Cuando llegó a su habitación y se disponía a meterse en la cama volvió a sonar el móvil, pero esta vez era un mensaje. Debería apagarlo si quería dormir, Hugo podía llegar a ser muy pesado. Cuando abrió el mensaje, una gran sonrisa iluminó su cara. Esta vez no era Hugo, sino Tom el que había hecho sonar su teléfono con un sms muy corto: “I love U”.
*-* que bonitoo!!
ResponderEliminarLovee love y mucho love!!^^
Diooos, me encanta Tom xD
Por cierto, escribes genial, porque utilizas lo justo de narración y de diálogo, sin pasarte:D
Espero que publiques pronto otro capítulo.
Besoos
Uy ,uy uy esto se pone interesantísimo muy interesante...:o Triángulo amoroso...
ResponderEliminarTom es el tipico chico que toda madre querria para su hija es decir,digo igual que Patricia ¡ME ENCANTA!
¡Sigue asi Bea!