- ¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo! ¿Cuándo has venido?- preguntó Elena sin dejar de sonreír.
- Si, hace tiempo que no nos veíamos… casi cuatro años- su mirada adquirió un tono melancólico al pronunciar estas palabras-. Llegué anoche. Estoy pasando unos días con unos amigos. ¿Te acuerdas de ellos?- preguntó dirigiendo su mirada a dos chicos que estaban accediendo al recinto.
- Sí, sí… me acuerdo de ellos. Los he visto más a menudo que a ti.
- Jeje… Claro, ellos viven en el pueblo de al lado, yo a más de mil kilómetros de aquí- dijo en tono burlón.
- Tienes razón. Me está esperando Ana- dijo Elena mirando hacia su amiga que parecía confundida mirando hacia ellos-. ¿Nos vemos luego?
- Por supuesto. ¿Tienes algo que hacer después del concierto?
- No, nada.
- Perfecto- y comenzó a alejarse en dirección a la entrada, sonriendo en todo momento.
Elena aún no había asimilado lo que acababa de ocurrir. Miró a su amiga y le dijo con la mano que se acercara. Ana extrañada le hizo caso y aún no había dejado de andar cuando preguntó que quién era ese chico. Elena no pudo disimular delante de su amiga lo contenta que estaba. Sus ojos brillaban, se estaba conteniendo para no dar saltitos de alegría y no tenía voz para explicarle nada a su amiga. Solo pudo pronunciar una palabra: Tom. Entonces Ana lo comprendió todo…
Tom había llegado a esa pequeña ciudad doce años atrás con su familia, cuando él solo tenía diez años. Tenía dos hermanos pequeños, un hermano con ocho años y una hermana con tres. Los tres hermanos se adaptaron rápidamente a las costumbres del nuevo país. Tom aprendió español fácilmente y tenía unas notas muy buenas, pero su timidez no puso nada fácil que hiciera nuevos amigos. Se llevaba bien con todos los chicos y chicas de su edad pero a ninguno se le podía considerar su “mejor” amigo. Era un chico solitario y gran apasionado de la música.
Pasaron los años y poco a poco Tom fue superando su timidez, salía con amigos a menudo y dejó de ser un chico solitario, aunque nunca abandonó la música. Hasta este momento todo iba bien, pero a los pocos meses de haber cumplido los dieciocho sus padres decidieron regresar a su país de origen por distintos motivos. Esto fue un cambio aún peor que cuando se mudaron por primera vez. Ahora él estaba totalmente adaptado, pensaba seguir estudiando en este país, aquí estaban sus amigos y aquí también se quedaba la chica de la que estaba enamorado.
El inicio de una historia que espero que tenga continuidad..
Vaya!
ResponderEliminarMe encanta la historia, tienes un don para escribir, sin duda.
Espero que te vaya bien y que sigas escribirendo :)